miércoles, 6 de julio de 2016

SEGUNDA GUERRA MUNDIAL




La Alemania nazi y el imperio japonés desataron la Segunda Guerra Mundial con la intención de establecer, mediante la conquista militar, un dominio permanente sobre Europa y Asia respectivamente. Estos dos países eran los miembros más importantes de la alianza del Eje, que estaba basada en el anticomunismo y la insatisfacción con el orden mundial después de la Primera Guerra Mundial.
Bajo el liderazgo del dictador Adolf Hitler, la Alemania nazi buscaba la adquisición de un vasto y nuevo imperio de "espacio vital" (Lebensraum) en Europa Oriental y en la Unión Soviética. El liderazgo nazi calculaba que la concreción de la hegemonía alemana en Europa demandaría entablar una guerra y comenzó a planificar una guerra europea a partir del día en que los nazis llegaron al poder a fines de enero de 1933.
El imperio japonés seguía una política de conquistas militares que gozaba del apoyo de su emperador, la cúpula militar y muchos miembros de la élite culta que buscaban el dominio y la influencia de Japón en todo el este asiático y el Océano Pacífico. En 1936, Alemania y Japón formaron un frente anticomunista que apuntaba a la Unión Soviética. Ese mismo año la Italia fascista y la Alemania nazi formaron la alianza del Eje, poco después de que Italia concretara su brutal y exitosa conquista de Etiopía.
Italia entró a la guerra el 10 de junio de 1940 e invadió el sur de Francia el 21 de junio. Insatisfecho con la parte del botín que le había tocado a Italia en las negociaciones del armisticio, el dictador fascista Benito Mussolini atacó Grecia en octubre de 1940 desde Albania (tomada por los italianos en abril de 1940). A fines de octubre de 1940, los italianos también atacaron las fuerzas británicas en Egipto desde Libia, que estaba bajo control italiano. Ambas aventuras terminaron en un desastre militar que requirió la intervención de Alemania.
El 22 de junio de 1941, los alemanes y sus socios del Eje (excepto Bulgaria) invadieron la Unión Soviética en absoluta violación del Pacto Alemán-Soviético de agosto de 1939. Finlandia, que buscaba desagraviar su derrota del invierno de 1939-1940, se unió al Eje y a la invasión alemana. A fines de octubre de 1941, las tropas alemanas se habían adentrado profundamente en la Unión Soviética, invadiendo los estados bálticos.

Un día después, el 7 de diciembre de 1941, Japón, que todavía estaba librando batalla en la China continental, lanzó un ataque aéreo sorpresa en Pearl Harbor, Hawái. Estados Unidos inmediatamente le declaró la guerra a Japón. Gran Bretaña hizo lo mismo. El 11 de diciembre, Alemania e Italia le declararon la guerra a Estados Unidos. Durante el invierno de 1941-1942, los japoneses atacaron y conquistaron Filipinas, la Indochina francesa (Vietnam, Laos y Camboya) y el Singapur británico.

El 6 de agosto de 1945, Estados Unidos lanzó la primera bomba atómica en Hiroshima y luego lanzó una segunda bomba atómica en Nagasaki, el 9 de agosto. El 8 de agosto, la Unión Soviética le declaró la guerra a Japón e invadió el territorio de Manchuria bajo ocupación japonesa. Menos de una semana más tarde, el 14 de agosto de 1945, Japón aceptó rendirse; la ceremonia formal tuvo lugar el 2 de septiembre. La Segunda Guerra Mundial había terminado.

Como consecuencia de la Segunda Guerra Mundial murieron 55 millones de personas en todo el mundo. Si bien las siguientes estadísticas están sujetas a variaciones en el material fuente disponible, sirven como referencia para hacer cálculos.

 En batalla, Estados Unidos tuvo 292.129 bajas y 139.709 desaparecidos en acción. La Unión Soviética tuvo 8.668.400 bajas y otros 4.559.000 desaparecidos. Alemania tuvo 2.049.872 bajas y 1.902.704 desaparecidos. China tuvo 1.324.516 bajas y 115.248 desaparecidos. Japón tuvo 1.506.000 bajas y 810.000 desaparecidos. Gran Bretaña tuvo 397.762 bajas y 90.188 desaparecidos.


La enorme cantidad de civiles muertos es igualmente sobrecogedora. La Unión Soviética perdió 14.012.000 civiles, cifras que incluyen entre un millón y un millón y medio de judíos. China perdió más de un millón de civiles, mientras que Polonia perdió casi cinco millones de civiles, entre quienes había tres millones de judíos.

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